jueves, 24 de enero de 2013

EL LABERINTO

Una vez en el Laberinto, lo más complejo es aprender a caminar viendo lo que contiene cada paso, porque no hay otra forma de que pueda recorrerlo si quiero llegar al centro. Cada vez que doy un paso del que no me entero, mi pie se queda pegado al suelo y no puedo moverlo, entonces tengo que pararme y pensar, y el mejor momento es cuando una chispa se enciende en mi mente, entonces puedo levantar el pie y seguir caminando.

El centro del Laberinto es una zona alargada y bastante estrecha. Hay un banco con un pequeño seto circular en el medio. Es ahí donde encuentro mi talismán.

sábado, 19 de enero de 2013

LA ENCRUCIJADA

Mi encrucijada aparecía en mi mente una y otra vez en forma de bifurcación. El camino se partía en dos y tenía que decidir cual seguir. La cuestión no era solo a dónde llevaba cada camino, sino a donde quería ir yo. Me senté sobre la "piedra de pensar" hasta que lo tuve bien claro: Quería ir a la montaña, que ya sabía que no estaba tan cerca como aparecía a la vista. El camino seguía desde la cima de los prados y se perdía a lo lejos, pero siempre en dirección a la montaña.

martes, 8 de enero de 2013