Me gustan mucho las piedras. Cerca de donde vivo hay una playa llena ellas, de todos los tamaños y también a veces con colores sorprendentes, desde "regodones" enormes, hasta piedras diminutas. Esta pequeña piedra negra, con forma de triángulo la recogí un día y me gustaba llevarla en el bolsillo y tocarla, como un talismán, darle vueltas en mis manos sintiendo la suavidad que el trabajo del tiempo y el agua han hecho sobre ella.
Ahora la llevaré puesta.
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