Cerrar un círculo es mucho más que trazar una circunferencia
alrededor de un centro. Supone recorrer su superficie redonda, llena de vida y de
sorpresas, y al recorrerla se van ampliando los límites que hay desde el centro
a la periferia. Cada comprensión grande o pequeña, los amplía un poco y a la vez
permite que la primera sensación de caos vaya poco a poco desapareciendo,
mientras cada árbol, piedra, fuente o desierto encuentra su sitio y revela su
significado. Es en ese momento cuando el círculo se cierra, sin esfuerzo, de forma natural.
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