Cada año mi mandala cambia y aunque a lo largo del camino siempre disfruto dibujando mandalas, éste es el de mi punto de partida y al que regresaré en la Abadía, cuando finalice este Viaje. Pero este año he hecho una copia para llevármelo. Aunque se ve grande, en realidad es una pequeña alfombra -que cabe bien doblada en mi mochila-, y sobre la que podré dormir durante el Viaje.
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