Algunas personas pasaban muchos años en la Torre buscando sus creencias olvidadas, perdidos entre montañas de cajas y libros. Otros las encontraban rápidamente y se iban con sus creencias bajo al brazo dejándo la Torre atrás; pero cada día estoy más convencida que una vez encontradas las propias creencias, la torre puede ser un lugar habitable desde el que relacionarse con el mundo.
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