Mariquilla tiene siempre sus ojos muy abiertos, por eso es
capaz de observar los detalles. Cuando pasea conmigo me enseña las obras de
arte de Las Tejedoras, cuyos edificios brillan en las mañanas de rocío. A veces
se trae consigo a su gata Copi, y entonces ya son “la bomba”, porque los bigotes
de Copi son muy sensibles y detectan cualquier cambio en el ambiente y me
ayudan a percibir lo que hay en el aire: “MMMmmmm, huele a pastel de manzana” o
“cuidado, mira dónde pones los pies, que ha pasado una vaca”. Me rio mucho con ellas. A veces las llevo en
el bolsillo de mi abrigo o en mi mochila y me pellizcan cuando quieren salir,
porque son muy curiosas y quieren ver todo, pero siempre acabamos el paseo
contentas, ríe que te ríe…
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