He dado muchas vueltas hasta asumir que solo yo tengo la llave de mi poder y desde ahí he construído mi vida, por eso mis aciertos son míos, pero mis errores también y no les puedo llamar "mala suerte".
La carraca me mira durante mucho rato y veo en sus ojos un interrogante que parece decirme algo así como "¿Y ahora qué...?"
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