sábado, 28 de septiembre de 2013
viernes, 27 de septiembre de 2013
LA RANA VERDE
Sentada bajo un árbol, descansaba mientras pensaba qué ruta seguir y escuchaba el croar de las ranas de una charca cercana. Entonces la ví: era una rana verde escalando un nenúfar...y es que hasta la rana verde necesita elevarse un poco cuando quiere ver lo que hay más allá de su charca.
lunes, 23 de septiembre de 2013
viernes, 20 de septiembre de 2013
Pe - Ga - Colay
Caminando hacia el Norte me hablaron de una ciudad escondida en el fondo de una montaña: la ciudad de Pe-Ga-Colay.
Está dentro de la montaña, repartida en incontables galerías. Sus habitantes viven en pequeños grupos pegados entre sí por una especie de colas que les obliga a moverse siempre juntos y cuando se encuentran dos o tres grupos lo tienen difícil para comunicar: hablan todos a la vez y no saben muy bien quien dijo qué. Ni siquiera en un solo grupo lo tienen fácil para comunicarse entre ellos, porque no se pueden separar, y giran y giran enredados mientras parlotean todos a la vez...
Solo unos pocos días al año el sol entra por una de las bocas de la
montaña e ilumina parcialmente algunas zonas de la ciudad...entonces,
quienes están cerca, bailan y bailan consiguiendo separarse: son "los
bailongos". Algunos de ellos aprovechan la ocasión para buscar los
caminos de las galerías, hacia la superficie de la montaña...y ya nunca
más vuelven a la ciudad de Pe-Ga-Colay.
lunes, 9 de septiembre de 2013
El Bosque de los Árboles Parlantes
Lo que más me sorprendió al entrar en el Bosque fueron las palabras que movía el viento. Eran los árboles. Todos hablaban a la vez repitiendo frases de las que me llegaban palabras sueltas: "Eso ya lo entiendo...", "Me gustaría...", "Quisiera que...", "Sé que...", "Pensaba que..."
Al pasar me las lanzaban y se reían mientras me miraban. Solo un viejo Castaño permanecía en silencio. Me senté bajo su copa, apoyé mi cabeza en su tronco, y las palabras cesaron de inmediato. Se hizo el silencio. Entonces pude escuchar solo el sonido del viento entre las hojas y la Vida del Bosque en Movimiento.
Me levanté, di las gracias al Castaño y seguí caminando.
Al pasar me las lanzaban y se reían mientras me miraban. Solo un viejo Castaño permanecía en silencio. Me senté bajo su copa, apoyé mi cabeza en su tronco, y las palabras cesaron de inmediato. Se hizo el silencio. Entonces pude escuchar solo el sonido del viento entre las hojas y la Vida del Bosque en Movimiento.
Me levanté, di las gracias al Castaño y seguí caminando.
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