Esta tarde he llegado al camino que sube a La Abadía, llegué por el río para acortar el viaje de vuelta y me sorprendió ver algunas barcas que portaban velas.
"Es para los que llegan después de ponerse el sol" -me dijo el barquero- "A veces hay nieblas y las velas indican el camino a los viajeros, hasta llegar a tierra firme".
"Cada viajero que llega suele dejar en mi caseta las velas que le sobran del Viaje, y así tienen la seguridad de que esta parte del río siempre estará iluminada".
Abrí mi mochila y dejé las mías, tres velas pequeñitas que guardaba en un bolsillo de la mochila. Al subir, ya caminando, por el largo sendero que conduce a La Abadía, y cuando ya la noche estaba cayendo, me quedé mirando: desde lejos las velas en el río parecían pequeñas luciérnagas en movimiento.
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