viernes, 23 de enero de 2015

LA PUERTA MAGNÉTICA

La puerta no tenía verja ni candado, ni siquiera un guardián fiero a la entrada, pero al llegar una fuerza magnética impedía cruzarla llevando trastos inútiles. Permanecí mucho tiempo ante esa puerta: "tenía que haber alguna forma de poder llevar conmigo lo que no quería soltar", pensaba yo. Pero no la había. No vi ni una sola persona que pudiera cruzarla con algo escondido en su mochila. Todo lo que sobraba debía quedarse fuera y todo lo que se llevaba debía estar a la vista. Esa era una de las cualidades que hacía de aquel Espacio algo tan especial.

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